7 sept 2012

Transgresiones

Siempre he estado a favor de esa cita de Woody Allen que nos dice que el sexo sólo es bueno cuando es sucio.  Reconozco que siempre me ha llamado la atención lo bizarro, lo obsceno, lo guarro. Posiblemente dentro de este grupo se encuentren alguna de mis fantasías más inconfesables, incluso más que las que solemos tratar por aquí.

Mi Ama en cambio siempre ha sido más recatada en este aspecto, si se me permite usar recatada en una persona a la que le excita indicarme que me toca lamer su ano o escupirme dentro de la boca.
Pero por el contrario siempre ha querido llevar otra serie de intimidades de una manera más reservada, alejándose normalmente de juegos extremos como las famosas lluvias de colores.

Me apetece reconocer que me parece preciosa la idea de que la menstruación, tema tabú en la sociedad, se trate de una manera más cotidiana. Más aún un entorno envuelto en femdom como el nuestro donde la feminidad es exaltada. Creo que se debería ver como algo bonito, único, relacionado con la vida, relacionado con lo particular del cuerpo femenino.

Es cierto que durante sus días de menstruación tengo prohibido eyacular. Lo mismo que ha ocurrido, por cierto, estos días con su época de exámenes. Sinceramente me parece una magnifica idea que si ella está sufriendo, yo la acompañe un poco en forma de 'sufrimiento sexual' privándome totalmente de orgasmos.
Pero reconozco que fantaseo con algo más, con ayudarla en esas particulares labores y por qué no, sentirme de alguna manera más partícipe de tal bonito evento.


Saludos a sumisopepa, que me ha dado la idea de esta entrada con su último post. 
(Por cierto, pese a todo, soy incapaz de poder ver el último vídeo, jeje)

5 sept 2012

Más largo, más fuerte, más lejos.

Somos conscientes de que una relación de dominación donde el sumiso no disfruta o sufre es inviable. De ahí surge uno de los debates y quebraderos de cabeza más habituales dentro del mundo de la dominación.

¿Hasta donde debería disfrutar un sumiso?
¿Qué sucede si el sumiso acaba disfrutando más de la relación que la Ama?
¿Y si el sumiso cuando más disfruta es cuando 'a priori' se le priva de toda satisfacción?

Pero bueno, realmente no quiero entrar en el debate. Doy por hecho que cada parte debe disfrutar a su particular manera.

Por suerte, hasta ahora prácticamente la gran mayoría de los juegos o actividades que he hecho con mi Ama han sido, en general, de mi agrado.
Está claro que siempre puedes recibir un golpe mal dado o un mordisco algo más fuerte de la cuenta, pero siempre en sucesos momentáneos o de poca importancia/duración. 

Todo lo comentado anteriormente viene porque hoy, hago un récord en días sin eyacular. Hace dos días estuve muy excitadísimo y al llegar la noche sentía que necesitaba terminar de una vez. Le llegué incluso a ofrecer una buena cantidad de dinero a mi señora a cambio de acabar con el sufrimiento. Ella, aunque finalmente tentada, se negó.
Por la noche estuve un rato con dolor en los testículos, molestia que por suerte poco a poco fue menguando.

Como digo, pese a que A. fue consciente de que lo necesitaba de verdad y que ya el disfrute se había convertido en molestia, se mantuvo en su papel, dándome cuenta yo de que era de las primeras veces que tenía realmente que seguir en una situación que ya no deseaba.

Esto, curiosamente ha desatado una nueva oleada de sensaciones en mí. Considero un paso importante en su corraboración como Ama, que de vez en cuando aunque su amor se lo haga difícil solo piense en ella.

Ahora la veo aún más Ama, más excitante y extraodinaria. Y yo, más atrapado en su hechizo.



3 sept 2012

Microrrelato (II). Las visitantes

Continuación de 'La visitante'.

5 años después la situación había cambiado por completo. Mi preocupación ya no era adivinar cuál de sus amigas era la que se sentaba sobre mi rostro, sino si aún quedaba alguna chica de nuestro entorno cercano de la que no hubiera catado alguna vez el sabor de sus pies o de su ano. Inigualable la sensación de saludar a una amiga con dos tímidos besos de cortesía sabiendo que seguramente esa mujer ya se habría corrido en mi boca.
Notar cómo aún me ruborizaba tras un comentario caliente de mi novia en presencia de una compañera suya de trabajo, cuando quizás esa era la que había acabado orinando sobre mí tras descubrir por primera vez el placer que le daba mi lengua.
También absurdo, pero apasionante sentir vergüenza al hacer algún comentario en alguna cena con su grupo de amigas, cuando quizás ese mismo grupo fue el que me tuvo atado desnudo durante horas en nuestras enigmáticas reuniones.

Curiosamente, la venda sobre mis ojos se había convertido en mi 'instrumento sexual' predilecto.

1 sept 2012

Microrrelato (I). La última vez

Aunque su devoción por ella era incalculable él se mostraba mucho más cariñoso, atento y entregado con ese plus que sumaba la excitación acumulada de varios días de castidad.
No sólo era la situación ideal para ella, sino también para él, que le encantaba poder sentir por su ama esa veneración casi religiosa.

Su problema estaba en la penetración ya que no sólo esta situación de castidad le limitaba en número sino en calidad, ya que tras días de excitación acumulada su rendimiento en la cama rozaba lo lamentable. Por ello, llegaron al acuerdo de que a partir de ese momento, de la penetración se encargarían otros machos más aptos en la práctica del coito.
Y en ese momento, justo al sellar el pacto, ella agarró su pene y lo introdujo dentro de ella, notando como instantáneamente su sumiso llegaba a su precoz orgasmo disfrutando más que nunca al saber que esa sería la última vez que estaría dentro de ella.

25 ago 2012

Relato erótico: La visitante

Ya se había convertido en costumbre. Era domingo por la tarde y mi Ama me tenía atado y vendado sobre la alfombra del salón. Previamente había estado a sus pies escuchando cómo se masturbaba, sintiendo esos pequeños deliciosos temblores que recorren sus piernas hasta la punta de sus dedos cuando su clítoris le proporciona tan inmenso placer. En ese momento simplemente descansaba, con sus pies tranquilos sobre mi cara mientras visualizaba su serie favorita.

Y como cada semana a la misma hora tocaron a la puerta... Sin decir nada mi Ama se levantó y dio paso como siempre a la invitada. Poco segundos después, sin oír ni media palabra, ya notaba esa diferente fragancia. Unos pies en mi cara con un aroma un poco más fuerte que los de mi Ama, deliciosamente cálidos e incluso algo húmedos producto de, posiblemente, un largo paseo. Esta semana, al contrario que todas las anteriores, la enigmática visitante no sólo se conformó con el corriente paseo de mi lengua entre sus dedos, su planta y su talón, sino que ya cuando esperaba su silenciosa huida noté inesperadamente como la esencia de su entrepierna se acercaba a mi rostro. Saqué mi lengua dispuesto a encontrarme con un nuevo sabor, tropezando inmediatamente con el entorno de su ano. Entonces sí, después de un ligero gemido, se levantó y se marchó, dejándome con ganas de que en otra visita fuera su vagina lo que me dispusiera para por primera vez poder sentir cómo otro cuerpo llegaría al orgasmo tras mi boca.
Pero no, eso sería quizás en otra ocasión. Solo quizás.

 El jueves por la noche, como de costumbre vendrían todas sus amigas a cenar a casa. Y de nuevo, pasaría todo el convite con esa duda rondando mi cabeza, ignorando, cuál de todas ellas, cuál de ese grupo de amigas sabía de mi sumisión y de nuestros juegos. Buscando entre ellas una sonrisa cómplice que me hiciera intuir qué pies de los presentes se habían acostumbrado a estar cada tarde de domingo en mi boca.

17 ago 2012

¡Ladrones!

Si el día anterior hubiera podido verse no se hubiera reconocido a si misma. Con un chispazo que la recorría desde la muñeca hasta el centro de su espalda, el cosquilleo que sentía en la mano después de cada bofetada la llenaba de una satisfacción insospechada. Cuanto más descargaba su furia contra aquel intruso más disfrutaba y más excitada se sentía. Vivía sola y siempre guardaba un arma en casa para protegerse, quién iba a sospechar que esa misma noche la utilizaría para amenazar y reducir a un ladronzuelo nocturno. 

Atado fuertemente a una silla, el asaltante resistía sus ataques en silencio mirando constantemente a sus pies, sin levantar la vista. Su rostro estaba ya totalmente enrojecido, incluso amoratado. Pero se limitaba a tirar de sus ataduras cada vez que ella lo golpeaba de nuevo.

Embriagada de poder y calentura, terminó por cortar sus ropas y arrancárselas por completo. Quería humillarle, destrozarle, vengarse lo más posible del susto que le había dado allanando su casa, pero para su sorpresa, lo que presenció al terminar fue una gran erección...

 Fue entonces cuando acabó de abalanzarse sobre él, le folló, se masturbó, tuvo varios orgasmos, le escupió, le insultó y humilló de una y mil maneras durante toda la noche.

Sólo cuando ella se retiraba a dormir, él, atado como estaba se decidió a hablar...


-Por favor, Más. Por favor...

12 ago 2012

¿Cómo es una mañana cualquiera en una relación D/S?

(Basado en hechos reales)

Pongamos una mañana de sábado, así como a las 10:30 AM en la que cuando abro los ojos, apenas unos rayos de luz entran a través de la persiana bajada. Alargo el brazo y noto que Sumiso J. no está en la cama, todavía adormilada, escucho ruido de vasos en la cocina... Ahora recuerdo todo. Contenta, me doy la vuelta y duermo un poco más.

Cumpliendo mis órdenes, Sumiso J. me despierta cuando se desliza con delicadeza entre mis piernas. Para cuando quiero darme cuenta, estoy retorciéndome de placer entre las sábanas con su lengua aferrada a  mi sexo. Cuando me agoto y le echo a patadas de la cama, recoge sin una protesta la bandeja del desayuno que había preparado antes, abre las persianas y me lo sirve en la cama como un buen mayordomo.

Mientras desayuno le regaño por estar ya tan excitado, cuando la mañana apenas ha empezado. Se marcha a dejar la bandeja, a su vuelta vendo sus ojos y ato sus muñecas, le suelto y sin decirle nada, se arrodilla en el suelo. Lo tumbo en la cama y me entretengo largamente en morderle, arañarle, y masturbarle hasta llevarle una y otra vez al borde del orgasmo. Es ahí cuando empieza a suplicar que me detenga...

Nada es tan excitante como una buena súplica, y lo es aun más cuando te suplican que muerdas hasta que dejes tu marca en su cuerpo. Desde luego que le complazco. Es tanto lo que disfruto escuchando esa curiosa mezcla de quejas y gemidos que sin poder aguantarlo más paso a masturbarme ruidosamente mientras mantengo su rostro cerca de mi sexo, pero no lo suficiente como para que pueda satisfacer su deseo de lamerme.

Satisfecha, le desato y le ordeno que se vista inmediatamente y empiece a prepararme un buen almuerzo...