(Basado en hechos reales)
Cumpliendo mis órdenes, Sumiso J. me despierta cuando se desliza con delicadeza entre mis piernas. Para cuando quiero darme cuenta, estoy retorciéndome de placer entre las sábanas con su lengua aferrada a mi sexo. Cuando me agoto y le echo a patadas de la cama, recoge sin una protesta la bandeja del desayuno que había preparado antes, abre las persianas y me lo sirve en la cama como un buen mayordomo.
Mientras desayuno le regaño por estar ya tan excitado, cuando la mañana apenas ha empezado. Se marcha a dejar la bandeja, a su vuelta vendo sus ojos y ato sus muñecas, le suelto y sin decirle nada, se arrodilla en el suelo. Lo tumbo en la cama y me entretengo largamente en morderle, arañarle, y masturbarle hasta llevarle una y otra vez al borde del orgasmo. Es ahí cuando empieza a suplicar que me detenga...
Nada es tan excitante como una buena súplica, y lo es aun más cuando te suplican que muerdas hasta que dejes tu marca en su cuerpo. Desde luego que le complazco. Es tanto lo que disfruto escuchando esa curiosa mezcla de quejas y gemidos que sin poder aguantarlo más paso a masturbarme ruidosamente mientras mantengo su rostro cerca de mi sexo, pero no lo suficiente como para que pueda satisfacer su deseo de lamerme.
Satisfecha, le desato y le ordeno que se vista inmediatamente y empiece a prepararme un buen almuerzo...
Qué sensual despertar!
ResponderEliminarAcabo de encontrar este blog...
ResponderEliminarEs estupendo! preciosa forma de empezar el día.... enhorabuena a los dos por vivir la vida de forma tan plena. Vivan las mujeres que las gusta tener a un hombre a sus pies!
Saludos :)
La verdad que sí es una forma ideal y muy sensual de empezar el día.
ResponderEliminarBienvenido Jorge!