22 sept 2011

Ya es de madrugada

Y eso que me había acostado temprano, decidida a tener una noche de sueño reparador, pero como puede pasar, y pasa, hoy la mente me traiciona, encendida en mil fantasías que ni la masturbación me aplaca.

Y es que esta noche no lo tengo, y es cuando más deseo dejarle los dientes clavados en la piel, desde los incisivos hasta los caninos, porque esa es mi perdición y mi mayor vicio. Y es que J. me tenía bastante miedo en un principio así que me esforzaba por no dejarme llevar, porque mis mordiscos fueran apenas un pequeño roce. Ahora ya cambió el cuento, y entre gemidos suele ser él quien me pide "muérdeme". Ya no son meros roces, sino buscar el punto justo entre la fuerza que deseo y el daño que pueda hacerle. Y es tan placentero ver como ya no me teme, como confía ciegamente en ese pequeño arte que tengo para que las marcas no sigan ahí al día siguiente...

Ignoro porqué obtengo tanto placer en clavar mis dientes en la piel de otra persona, lo que está claro es que en nuestra cama, yo soy el carnívoro, y él es mi presa...

1 comentario:

  1. ´tampoco sé por qué, pero morder es una de mis actividades preferidas, sobre todo pómulos y labios... supongo que me encanta dejar estigmas...

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