Con todo listo regresó a la habitación. Ella se levantó y jugueteó con su polla que seguía con la misma erección que obtuvo al verla vestida de gala.
- Uhmm, ya estás así. Qué pronto… Con todo lo que le queda por delante este fin de semana sin poderse liberar. Qué penita….- Dijo sonriendo maquiavélicamente.
Él bajó la cabeza, se colocó de rodillas y a sus pies comenzó locamente a besar su calzado. Ella, al verlo entregado, sonrió orgullosa.
- Lame puta.
- Sí, mi ama.
- Ahora, descálzame.
Él, se predispuso a descalzar a su ama. En ese instante recibió una seca bofetada.
- Sólo con la boca sumiso.
Ella se recostó en el sofá mientras su entregado sumiso intentaba una más que evidente misión imposible. Pasaban los minutos y él seguía con el ímpetu de un niño pequeño mientras su señora se mofaba de su ineptitud.
- Maldito esclavo estúpido, creo que voy a tener que… .- Y dándole un más que decente empujón en la cara se levantó y de un tirón corrió toda la cortina que cubría el ventanal que daba a la calle, dejando sus bellezas a la vista de cualquiera que pudiera pasar por allí.
- No, mi ama, por favor… haré lo que sea.
- Uhmm, ¿lo que sea? A ver si es verdad…… Arrástrate hasta aquí como una babosa.
Y él, cumplió su orden y se colocó de nuevo con la boca pegada a los pies de su ama. Ella, dominante, aprovechó para clavarle con fuerza el tacón en su trasero.
- ¿Entonces, lo que sea?
- Sí, ama. .- Y gimió. Ella apretó aún más fuerte.
- ¿Seguro?
- Sí, mi ama, sin duda.
- Así me gusta.
Y en ese momento, ella comenzó a recitar un discurso con tal soltura que parecía memorizado, con calma, saboreando cada frase y señalando cada uno de las cosas que veía a su alrededor.
- ¿Ves la tele? Pues es para mí. ¿Ves la cocina? Pues es para ti. Es tu lugar y sólo podrás entrar tú. ¿Ves la cama? Es para mí, me apetece tener espacio. ¿Ves el sofá? Ahí dormirás… si te portas bien. ¿Viste antes la piscina? Pues ahí bajaré a bañarme, mientras me haces de comer… y lo haré en topless. ¿Viste los platos, los cubiertos y las sillas? Son para mí… El suelo y mis pies para ti. … ¿Ves mis pechos? Son míos. Mi trasero es mío, mi cuerpo es mío, y tu cuerpo también es mío. ¿Tu polla? Cuanto más dura, más controlado y a mi servicio. Por tanto, como todo esto es para mí, dura se quedará. Eres mi sirviente, mi sumiso. Tu placer es mi placer y tus deseos son los que se me antojen.
Continuará….
Gran relato con una domina en su papel, despiadada y altiva, y un sumiso sorprendido pero atento.
ResponderEliminarUn saludo.
La Ama sin duda sabe que palabras emplear para tener bien controlado a su sumiso. No cabe duda que el chico debe de estar excitadísimo.
ResponderEliminarEsperaré las próximas entregas.
Un abrazo y buen fin de semana a l@s d@s.